El “cohete” de nuestros sufridos autonomos, pymes y micropymes

Resulta realmente difícil encontrar una fuerza política que no sostenga un discurso de apoyo a una parte de nuestro tejido empresarial que constituye más del 62% del PIB español, con un peso específico enorme de los autónomos, que podría estar cerca del 18% del PIB.

Sin embargo, la realidad es que, si nos guiamos por las afirmaciones y reivindicaciones de los que constituyen esta parte esencial del tejido empresarial español, resulta difícil casar ambas realidades o discursos, dado que las quejas y las reivindicaciones frente a los poderes públicos, de los que son ya responsables de casi tres cuartas partes del empleo total de España, cada vez son mayores.

Un simple análisis parcial o somero de algunos datos públicos nos lleva a pensar que la situación no es precisamente para sacar pecho. Por ejemplo, en el año 2024, los procedimientos concursales subieron en el entorno del 22% en relación con el año anterior, llegando a más de 9.000 procedimientos, lo que ha sido, el máximo de la última década. Si cogemos el dato de disoluciones y liquidaciones de empresas, el tema es más preocupante aun, dado que en el 2024 se registraron cerca de 29.000 disoluciones.

Aunque es cierto que se siguen creando empresas a buen ritmo (la otra cara de la moneda), hay que recordar que las estadísticas nos dicen que cerca de un 60% de las micropymes y pymes que se crean no llegan a los 5 años de vida.

Como nos negamos a pensar que nuestros sufridos empresarios, autónomos y emprendedores, en general, son temerarios y torpes a la hora de crear sus empresas y sobre todo “reivindicativos” sin justificación frente al poder público, tenemos que concluir que algo grave está pasando para que estas cifras empeoren cada año, cuando se nos dice cada día que “nuestra economía va como un cohete”.

Es cierto que España lidera en la UE (eurozona) el crecimiento del PIB, con incremento constatable de la afiliación a la Seguridad Social y que tanto nuestro sector exterior como el turismo ayuda de manera decisiva a que esto sea así, pero una vez más constatamos lo que muchos se empeñan en negar (por interés mas político que por ignorancia) o lo que a los responsables públicos les resulta muy incómodo de constatar y es que, la economía de los “grandes números”, la macroeconomía, cada vez dista más de la realidad de nuestras pymes y autónomos que conforman el “patito feo” actual de nuestra microeconomía.

Efectivamente, la ya referida “corta vida” de nuestras micropymes y pymes evidencia muy graves problemas estructurales microeconómicos que, si no se corrigen en el corto plazo con medidas y “terapias” adecuadas, acabarán afectando de manera decisiva al crecimiento del PIB en un plazo no muy largo, permitiéndonos ver cómo “el cohete” que nos tratan de vender con medias verdades, pierde fuerza o incluso “explota” en ruta.

Estamos hablando de que el aumento constante de costes laborales, (salario mínimo y coste social), o el incremento de las materias primas y del coste de los suministros, la dificultad de acceso al crédito bancario, la baja productividad, el absentismo laboral o la dificultad de relevo generacional… ,unido a una carga fiscal desproporcionada y creciente con nuestra realidad empresarial, así como una cada vez más cargada y burocratizada gestión administrativa del día a día de la empresa o negocio (obligaciones formales, gobierno corporativo, registros horarios, nuevas tasas , facturación electrónica, “amenazas” constantes con la inspección de hacienda o con la inspección de trabajo …) , lleva al pequeño empresario, al emprendedor y al autónomo a un escenario de asfixia, agotamiento  y , en definitiva, a tirar la toalla, quizás para intentar sobrevivir con una “paguita” del erario público, (desincentivadora del trabajo y de la cultura del esfuerzo personal) cada vez más fácil de conseguir.

Además, en los últimos meses hay que ver y constatar el repunte de la inflación en España (muy por encima de la media de la UE) que parece que “aun” no preocupa mucho a los poderes públicos, pero que nos puede llevar a un grave disgusto adicional por lo que puede suponer, de nuevo, un progresivo incremento de los tipos de interés para controlar la estabilidad de precios, tan importante esta para garantizar un crecimiento fuerte y sobre todo sostenible.

Una micropyme, pyme o un sufrido autónomo (la mayoría) no son “unos privilegiados y están ganando mucho dinero” como afirmó hace unos días el Sr. Álvarez, líder de la UGT. Debería informarse este importante responsable sindical de que cerca del 60% de los autónomos declaran ingresos por debajo del salario mínimo y que el historial de bajas cotizaciones lleva a que actualmente un autónomo tenga una pensión media de poco mas de mil euros frente a los mas de 1.600 euros del régimen general.

En definitiva, tenemos que constatar que estos colectivos a los que hoy dedico esta tribuna “no van precisamente en un cohete”, quizás más bien en una vieja bicicleta, pedaleando cuesta arriba, y cada vez con más lastre encima.

Es urgente una revisión total de las políticas activas y marco jurídico y económico que afecta a estos colectivos. Al vendido “cohete económico” le falta que funcione uno de sus principales motores o impulsores para que su rápida subida (el crecimiento), no sea una alegría efímera o un espejismo. Le falta que el tejido económico que aporta más del 60% del PIB, funcione y crezca de una manera sólida, estable y sostenida, ganando rentabilidad y competitividad.

Sin este motor, el “cohete”, más antes que después, se parará y todos sabemos, hasta los más ignorantes, que un cohete parado es un cohete estrellado.

Manuel Lamela Fernández, Fundador y Presidente Ejecutivo

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