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Como ya seguramente habrá visto el lector en los medios de comunicación, desde el pasado 1 de julio y hasta el 31 de diciembre España ostenta la Presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea por quinta vez en nuestra historia. Las anteriores fueron en los años 1989, 1995, 2002 y 2010. Pero, ¿qué significa esto exactamente?
Lo primero que hay que aclarar España no va a presidir la Unión Europea. De hecho, la Unión Europea no tiene presidente. Esta confusión se debe a que muchos ciudadanos no distinguen el Consejo de la UE, del Consejo de Europa y del Consejo Europeo.
El Consejo de la UE (o Consejo a secas), la institución que a la que se refiere la responsabilidad de nuestro país, agrupa las reuniones de los ministros de cada país miembro de la Unión en función del tema que se vaya a tratar. Su objetivo es representar a los Gobiernos de cada Estado miembro, velar por la legislación europea y coordinar sus políticas. Tiene, junto con el Parlamento Europeo, funciones legislativas y presupuestarias, así como de coordinación. Está formado por representantes de rango ministerial de los 27 estados miembros, en un formato de diez configuraciones diferentes en función de la materia que vaya a abordarse. Así, por ejemplo, si la reunión es del Consejo de Agricultura, durante este semestre la presidirá el ministro de Agricultura español.
Suele confundirse con el Consejo Europeo, institución que preside el belga Charles Michel. Éste se encarga de desarrollar las orientaciones y las prioridades políticas europeas. Los miembros del Consejo Europeo son los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 Estados miembros de la UE, el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Comisión Europea. Tampoco puede confundirse con el Consejo de Europa, un organismo con sede en Estrasburgo, que no es parte de la Unión Europea, que cuenta con 46 países miembros y que desarrolla los valores democráticos y los derechos humanos en Europa.
La presidencia del Consejo de la Unión Europea es una responsabilidad institucional, y un órgano interno del Consejo de la Unión Europea. La presidencia es desempeñada con carácter rotatorio y en turnos preestablecidos por un Estado miembro. Para mejorar la eficacia, los Estados colaboran en ternas de Estados miembros, que se suele conocer bajo la denominación de Trío de presidencias. El Trío fija los objetivos a largo plazo y elabora un programa común con los temas y principales asuntos que abordará el Consejo en un periodo de 18 meses. El Trío actual está integrado por España y quienes asumirán la responsabilidad a continuación: Bélgica y Hungría.
Otro aspecto que conviene aclarar es que no existe un único presidente del Consejo, cada configuración del mismo estará presidida por un ministro distinto del mismo gobierno nacional. Por tanto, la presidencia corresponde al Estado miembro y no a una persona en concreto. Es, en principio, el ministro-presidente del Consejo de Asuntos Generales (compuesto por los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembros) quien ejerce la representación global del Consejo como institución comunitaria. Solo el Consejo de Asuntos Exteriores, presidido con carácter permanente por el Alto Representante de la Unión (actualmente Josep Borrell), se sustrae al régimen general de la presidencia.
La Presidencia del Consejo de la UE organiza y lidera las reuniones del Consejo. Durante el semestre de la Presidencia, se celebran más de un millar de reuniones, desde las que reúnen a los ministros o ministras responsables de cada ramo hasta las destinadas a los técnicos expertos en cada materia de debate. Dos ejemplos entre muchos pueden ser la reunión informal del Consejo de Transporte, Telecomunicaciones y Energía (TTE) el 17 y 18 de julio en Valladolid, o el Consejo de Justicia y Asuntos de Interior (JAI) que tendrá lugar en Logroño del 19 al 21 de julio.
La Presidencia se encarga de impulsar los trabajos del Consejo referentes a la legislación de la UE, garantizando la continuidad del programa de la UE, el orden de los procesos legislativos y la cooperación entre los Estados miembros. Para ello, es necesario actuar como un intermediario imparcial. La Presidencia se ocupa de que los debates discurran adecuadamente y de que se apliquen correctamente el Reglamento Interno y los métodos de trabajo. Igualmente, se organizan diversas reuniones formales e informales en Bruselas y en el país que ejerce la Presidencia rotatoria.
Por otro lado, la Presidencia representa al Consejo en las relaciones con otras instituciones de la UE, en particular con la Comisión y el Parlamento Europeo. Su cometido es intentar llegar a acuerdos sobre expedientes legislativos mediante diálogos tripartitos, reuniones informales de negociación y reuniones del Comité de Conciliación.
La Presidencia española ha establecido cuatro prioridades para este semestre, según ha expuesto el Presidente del Gobierno:
1. Reindustrializar la UE y garantizar su autonomía estratégica abierta.
Se pretende paliar los efectos de los procesos de deslocalización, que han hecho perder industrias en sectores estratégicos y ha llevado a una dependencia excesiva de terceros países en ámbitos como la energía o las tecnologías digitales. La Presidencia española promoverá el desarrollo de industrias y tecnologías estratégicas en Europa, la ampliación y diversificación de sus relaciones comerciales y el reforzamiento de sus cadenas de suministro, otorgando una importancia especial a la Cumbre UE-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Por otro lado, propondrá una estrategia común para garantizar la seguridad económica y el liderazgo global de la UE de aquí a 2030.
2. Avanzar en la transición ecológica y la adaptación medioambiental.
La Presidencia española impulsará una reforma del mercado eléctrico que acelere el despliegue de las energías renovables, reduzca los precios de la electricidad y mejore la estabilidad del sistema. Y promoverá medidas para la reducción de residuos y microplásticos, el diseño de productos sostenibles y la generación de combustibles ecológicos.
3. Impulsar una mayor justicia social y económica.
Se abogará por el establecimiento de unos estándares mínimos y comunes de tributación empresarial en todos los Estados miembros y combatirá la evasión fiscal. Asimismo, trabajará para una adecuada revisión del Marco Financiero Plurianual 2021-2027 y también para una reforma de las reglas fiscales que permita superar la austeridad, aumentar la transparencia y combinar la sostenibilidad de las finanzas públicas con la correcta financiación de las transiciones verde y digital. También impulsará la ampliación de los derechos de los trabajadores en varios ámbitos y de colectivos vulnerables.
4. Reforzar la unidad europea.
La Presidencia española apostará por una mayor profundización del mercado interior, la culminación de la unión bancaria y la unión de mercados de capitales, una consolidación y mejora de instrumentos comunes como los fondos ‘Next Generation EU’, una gestión más eficaz y coordinada de los procesos de migración y asilo, y el apoyo coordinado a Ucrania y a otros Estados del entorno. Asimismo, trabajará por el desarrollo de la identidad y los valores compartidos y por una nueva fase de desarrollo del proyecto europeo.
Por tanto, podemos concluir que la Presidencia Española del Consejo de la UE no es un otorgamiento de poder político y de decisión, pero sí que es una gran responsabilidad para el funcionamiento ordinario de la Unión, mostrándonos como un país comprometido y con fe en el proyecto europeo, y una oportunidad de poder dar visibilidad y relevancia a nivel continental a algunas de las principales inquietudes nacionales.